miércoles, 31 de marzo de 2010

UN PAR DE 'MINIMALISMOS'

Algo muy común a la hora de ponerse a escribir es que, a los pocos versos, te das cuenta de que, o bien, se te han acabado las 'municiones creativas' antes de lo pensado o bien la idea que pretendes expresar no requiere de más palabras. Mejor, en todo caso, que ocurra lo segundo que lo primero.
Muchos poemas, a lo largo de la historia, han expresado esta idea de 'lo bueno, si breve, dos veces bueno'... Sin embargo, yo, que, como sabréis todos, me considero más 'usuario' asiduo de la música que de la literatura, me sirvo de ciertas canciones como 'Pequeña Serenata Diurna' o 'Rabo De Nube' (ambas del, para mí, mejor 'poeta-cantante' en castellano junto a Javier Krahe; Silvio Rodríguez) como fuente de inspiración 'indirecta' a la hora de dejar clara de una forma concreta y sencilla una 'intención poética'.
Os dejo un par de ejemplos de 'micro-composiciones' que intentan plasmar 'todo esto' que he comentado en los párrafos anteriores.
El primero, más corto (sólo ocho versos), data (creo recordar) del 2002, se titula 'Y Nada Más' y dice así:

Sentada frente al espejo,
no espera más que un resquemor,
una violencia mal callada,
un verso en el recibidor...

De pronto, un soplo de indecencia
se cuela por el ventanal,
revuelve pieles y memorias,
se para un poco... y nada más.

La segunda composición, escrita hace apenas un par de meses (y de la que ya he pensado una melodía para hacerla 'cantable'), si bien más larga (dieciséis versos), pretende basarse en la misma sencillez de formas y concrección de ideas que la anterior. Lleva por nombre 'Salvo Un Beso Muerto' y dice así:

Salvo un beso muerto en los labios,
el sudor que sala mi rostro,
la nostalgia sobrevolando
cada esquina del dormitorio...

Salvo el sueño que interrumpí
a la sombra de tu desnudo,
el perfume que me delata,
cada poro en que me camuflo...

Salvo el niño que me rescatas
cuando me embadurno en tu piel,
el cigarro que compartimos
(puede que antes, tal vez, después)...

Salvo el folio en que se malean
vicio y verso, musa y pecado...
Puede ser que nada me quede
salvo un beso muerto en los labios.

domingo, 21 de marzo de 2010

SE ME SALTAN LAS LÁGRIMAS

Ahí va una 'tontería' tremenda pero con un cierto componente autobiográfico.
Situación: Invierno del 2004 al 2005... Servidor, por esa época, trabajaba en el distrito de Puente de Vallecas, (entre su Junta Municipal y el Colegio de Educación Especial del barrio, llamado, de un modo muy original, 'Vallecas'), para ir al cual me tenía que cruzar (como me ha ocurrido, en todos mis trabajos) media ciudad de Madrid en Metro.
Varios días, en el brevísimo transcurso entre Ventilla (estación donde ella se subía) y Plaza de Castilla (estación en la cual me bajaba para hacer el transbordo a la línea 1) me crucé con la típica mujer con la que uno le gustaría encontrarse en otras circunstancias mucho más motivadoras.
Mientras la observaba (me consta que no era el único en hacerlo), recordé una vez la gracia que siempre me ha hecho esa obsesión por ciertos 'poetastros modernos urbanitas' (entre los cuales me incluyo a veces) de buscar la máxima expresión poética incluso en el hecho más prosaico en sí, y, tal vez, más 'impoetizable'.
De la unión del encuentro con tamaña fémina y la 'auto-crítica' de ese pedante afán versificador nace esta (insisto) tontería llamada 'Se Me Saltan Las Lágrimas', que dice así:

Ya lo sabes muy bien,
que intenté hacerte versos,
parecerte un poeta
con encanto bohemio.
Qué te voy a contar
si naufrago por bares
con tu fotografía
sólo para inspirarme...

Pero, cuando te miro,
se me fugan las musas,
no sé si están borrachas,
tal vez, algo confusas.
Porque, cuando te miro,
sólo puedo cantar:
Se me saltan las lágrimas...

Cuántas veces traté
de no ser tan vulgar,
de encontrar la poesía
en lo más sexual.
Y he perdido la cuenta
de posibles piropos
que tendré que callarme
si me acerco a tu rostro...

Porque, cuando te miro,
se me fugan las musas,
no sé si están borrachas,
tal vez, algo confusas...
Porque, cuando te miro,
sólo acierto a cantar;
Se me saltan las lágrimas...

DE LO BUENA QUE ESTÁS.

domingo, 7 de marzo de 2010

FIBONACCI

Otra 'parida' reciente...
Una de las 'secuencias' matemáticas más célebres es la ideada por Leonardo Fibonacci (1170-1250), matemático italiano considerado uno de los mayores difusores de la álgebra arábiga.
Esta secuencia consta de una serie numérica en la que cada cifra es la suma de las dos anteriores, resultando así: 0, 1, (0 + 1) 1, (1 + 1) 2, (1 + 2) 3, (2 + 3) 5, (3 + 5) 8, y así sucesivamente.
Aparte de por ser una las bases fundamentales de la matemática moderna, esta secuencia es conocida por su extensa utilización en el mundo del arte, sobre todo en la música.
Uno de los ejemplos más recientes de esta aplicación es el disco 'Lateralus' (2001) del grupo 'rockero-metálico progresivo' Tool, compuesto íntegramente siguiendo esta serie, y que, precisamente, fue la obra que me inspiró para este escrito...
Antes de nada quiero aclarar que no existen versos monosílabos (se considera que el verso mínimo es el bisílabo al sumarse una sílaba a los versos terminados en palabras agudas). Por tanto, he procurado que todos los versos (salvo los dos primeros y los dos últimos) terminen en palabra llana para no hacerme (ni haceros) 'trampas métricas'.
El 'experimento' (otra enumeración que no sé hasta que punto considerarla de otra forma) dice así:

...
Un
Ron,
Una
Gris noche,
Un sueño eterno,
Una falta de apetito,
Una comodidad que empieza a asustarme,
Un vacío que, de pronto, empieza a devorarme y a rasgarme la carne,
La oscuridad y aquella sonrisa perversa que me brinda Fibonacci
Desde una esquina ya olvidada de mi cuarto
Es todo lo que me dejas
Cuando te marchas,
Quedando
Solo
Por
Fin
...