Sin embargo, su revisión siempre se me antoja necesaria por los recuerdos que me pueda traer, para rescatar los trazos, los aspectos que me siguen pareciendo interesante de mi 'poesía post-adolescente' y comprobar lo que he podido avanzar tanto en mi escritura como en mi cinismo.
De esta etapa ya comentada os traigo hoy este texto llamado 'La Mina De Mi Lápiz', del que recuerdo que fue uno de los primeros que pude escribir de una sola pasada y la más que meritoria melodía (que parecía recién 'sacada' de algún paraje perdido de Los Andes) con la que lo acompañó mi tío Gera, y que dice así:
La mina de mi lápiz,
guiada por tu cuerpo,
se afana en describirte
pariendo otros cien versos.
La mina de mi lápiz
te escribe cada noche,
se gasta pretendiendo
juntar dos corazones.
La mina de mi lápiz...
La mina de mi lápiz
se aferra a clavos que arden,
consume folio a folio
queriendo que me abraces.
La mina de mi lápiz
me mira sin consuelo
quizás porque hoy tampoco
se acercarán tus besos.
La mina de mi lápiz...
La tinta de mi pluma
se muere ya sin verte
cual signo de que nunca
podrá mi piel tenerte.
La mina de mi lápiz
se cansa de llorarte,
de hacerte versos tristes
y de no enamorarte.
La mina de mi lápiz...