jueves, 24 de noviembre de 2011

AL RASO DE TUS CADERAS

Llegó un momento, más o menos, al cumplir los 22 años, allá por 2004 (qué lejos van quedando ciertas cosas, snif, snif!) que, llevado, como de costumbre, más por influencias musicales que literarias, me vi atrapado, atraído, por un lenguaje cada vez más 'callejero', menos 'ingenuo' (interprétense las comillas como el reflejo más de una voluntad que de la realidad).
El 'poema' (evidentemente más 'cantable' que 'recitable') que viene a continuación, de esta época, es un ejemplo, (irregular, pero mejor que otros) de este cambio de intenciones, se llama 'Al Raso De Tus Caderas' y dice así;

Me cuelo en tus labios sin pasaporte,
Asalto tu boca sin que te enteres,
Me amarro a tu piel cuando estás dormida
Y “okupo” los huecos que no me ofreces.
Naufrago en los márgenes de tus piernas,
Tropiezo en la trampa de lo grosero,
Me fumo las flores que, en las aceras,
Resumen lo poco en que me sustento.

Soy un peregrino, los pies descalzos,
Llenos de piedras,
Soy un indigente durmiendo al raso
De tus caderas,
Un títere que se pierde en los hilos
De tu melena,
Un sueño imposible, desvelo en noches
De luna llena.

Te clavo los besos menos soñados,
Te espeto poemas burdos, sinceros,
Te colmo de amores asilvestrados,
Te inundo el vestido de almas en celo.
Te invito a dos copas en un garito
Al que tu mamá no te deja entrar,
Te suelto verdades que desentrañan
Los sueños que ayer te hicieron callar.

Soy un peregrino, los pies descalzos...