lunes, 10 de mayo de 2010

QUE LAS MUSAS NO ME DEJEN

... Antes de seguir mostrándoos material más reciente, voy a ir rescatando alguna que otra 'composición arqueológica', de las que escribí cuando tenía apenas 18-19 años y empezaba a afanarme en esto de juntar versos y ver qué sale. Lo digo, de algún modo, para disculparme de antemano por si las siguientes dos o tres entradas os resultan irrisoriamente ingenuas e inaguantablemente edulcoradas.
No creo ser, ni mucho menos, el primero en empezar a experimentar con esto de la escritura, y más en concreto, con la 'poesía', al tiempo en que empieza a desempolvar antiguos discos de Silvio Rodríguez (ya dije semanas atrás que el cantautor cubano sigue siendo uno de mis referentes 'líricos' y uno de esos artistas al que, de vez en cuando 'sigo volviendo') de ésos que los padres de muchos de mi generación tienen escondidos en algún lugar oculto de nuestros hogares.
Recuerdo también que, por aquella época, andaba bastante 'enfrascado' con Cat Stevens y, cómo no, con su canción 'Morning Has Broken' (curiosamente, con el paso del tiempo, me ha terminado pareciendo uno de sus peores temas).
A resultas de estas dos 'influencias' (y sin ninguna idea más concreta que me inspirase) escribí este texto (en su día 'musicado' por mi tío Gera), titulado 'Que Las Musas No Me Dejen' y que dice así:

Que las musas no me dejen
si me pongo a describirte,
que esta noche las requiero
para hablar de tus matices,
esos mágicos detalles
que rescatan del olvido
las caricias, los momentos
más sinceros, más sentidos.

Que las musas no me dejen
si te escribo mis canciones,
torpes, tímidos reflejos
de sencillas emociones,
esas simples sensaciones
se alimentan de buscarte
entre cada simple esquina,
cada sombra de la tarde.

Que las musas no me dejen
finalmente al abrazarte,
al sentir hoy los resquicios
que me prestas al amarme.
Tus resquicios más sagrados
van dictando los poemas
que, sacados de las noches,
van narrando tu belleza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario