sábado, 20 de agosto de 2011

IMAGINA

Buenas, de nuevo. Como ya he comentado con anterioridad, un resurgir de mi actividad literaria se dio a caballo de 2009 y 2010, al poco de entrar en mi peculiar situación laboral. En esa época, me dio por experimentar con el verso libre. Éste es un ejemplo de ello, partiendo de una situación límite imaginaria para intentar ver, en ese caso, con qué nos querríamos quedar, a que no podríamos renunciar. Esta ensoñación (o, mejor dicho, 'anti-ensoñación') en la que intento dar un especial protagonismo a la sonoridad de las palabras y a las imágenes que surgen de ella se llama 'Imagina' y dice así;

Imagina que el amor no existiera,
que lo que se derrama por tu vientre
dejara de ser mis manos
buscando el precipicio donde nada tiene nombre…

Imagina que el oxígeno adulterado que nos rodea
fuera el único saliente en nuestra caída,
el único abrigo a nuestros excesos,
el único fluido entre nuestras lenguas…

Sólo imagina, amor, que tú no existieras,
que fueras un simple reflejo en mis labios partidos,
en mi piel rasgada, en las manos sangrantes
que te perfilaron más de una vez.

Imagina que, al final, sólo te quede mi abrazo
en medio del temporal de alquitrán y hastío,
de la mueca gastada por repetirse,
de la ojera entronada en los rostros.

Imagina, amor, que, al final del camino,
no se te ofreciera más salida
que los cuerpos mutilados en la fusión,
membranas y tendones asfixiados en un cálido y asesino lazo final.

Sólo entonces, amor,
Imagina.

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